viernes, 16 de noviembre de 2012

Hoy voy a empezar con mi diario en Alemania. He decidido compartir con vosotros algunos aspectos de mi vida privada, porque creo que os pueden interesar: Hoy voy a visitar un piso, para ver si me interesa...Es un piso de una habita
ción, porque es el tipo de piso que el Jobcenter (la oficina de empleo alemana) está dispuesta a pagarme. Sí, el gobierno alemán corre con los gastos del alquiler, incluidos los dos meses de depósito, la calefacción, el agua, la electricidad y una cantidad, que no ha sido decidida por el momento, para mis gastos personales. Llegué a Berlín el 27 de agosto y la semana pasada decidí volver ha estabilizarme aquí, después de haber entregado cientos de currículums en Barcelona, sin haber recibido respuesta alguna. Cuando me presenté en la oficina, con toda la documentación necesaria para demostrar que he estado casada con un alemán, que he vivido y trabajado aquí anteriormente, que tengo aquí a un hijo (16) residiendo en Berlín ...me han tratado muy bien y me han concedido todas las ayudas, para que pueda estabilizarme. La prioridad es encontrar un piso y, una vez mudada, me concederán ayudas para el mobiliario. Qué os parece? He decidido que no vuelvo a pagar impuestos en otro lugar que no sea éste, porque aquí pagas, como yo pagué en el pasado, pero cuando necesitas ayuda, la recibes, no como en "Un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme..."Si tengo suerte y me conceden el piso, a primeros de diciembre tendré una base para "buscarme la vida" como las personas. Y digo esto, porque de abril a agosto estuve viviendo prácticamente en la calle, excepto tres semanas que pasé en casa de una desconocida que me ofreció alojamiento gratuito después de conocerme en la iglesia ICB, International Church Barcelona, donde cantaba gospel los domingos. Dormí 5 noches en cajeros de banco, dos de las cuales sola, dos semanas en la entrada de unas oficinas en la calle Valencia, enfrente de una floristería que habre 24 horas y el resto del tiempo en el Parque de la Ciudadela, entre rumanos, checos, y cada vez más espan~oles (el teclado alemán no tiene n~, jajajaja). Ahora he de salir, pero continuará...

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